Israel y Estonia se han consolidado en los últimos años como dos ‘startups nations’ y auténticos paraísos para los emprendedores. Y es que, si Israel es el segundo ecosistema emprendedor más importante del mundo fuera de los Estados Unidos, Estonia cuenta con el mayor número de unicornios – empresas jóvenes valoradas en más de 1.000 millones de dólares – per cápita de toda Europa. Por eso, es necesario analizar los motivos que han llevado al éxito a estos países, al menos por el lado del emprendimiento, y las diferencias entre ambos sistemas.
Estonia, una economía digital
Solo tiene 1,3 millones de habitantes y se ha convertido en el país más digitalizado de todo el mundo. Y es que, la historia de Estonia y la tecnología viene de largo, ya que desde 1991 – año de su independencia tras la caída de la Unión Soviética – el país báltico apostó por modernizar su economía. El primer paso fue el de la digitalización de la educación para sentar las bases. Tras ello, llegó la digitalización de la administración. En esto último se han convertido en auténticos pioneros simplificando los trámites burocráticos y haciendo posible hacer declaraciones de impuestos en 5 minutos y montar empresas en tan solo 20 minutos y sin salir de casa.
Aquí se encuentran dos ingredientes de un cóctel perfecto: un sistema fiscal sencillo, donde los asesores fiscales brillan por su ausencia; y una burocracia muy proclive a la creación de startups y empresas con trámites realmente sencillos de hacer.
Pero esto no es todo, faltaba la guinda del pastel para hacer que Estonia fuera el líder de las startups europeas. Al ser un país tan pequeño, los gobernantes decidieron crear una residencia digital, algo que no existía hasta ahora. Esto permite a los extranjeros registrar empresas y gestionarlas con el ecosistema burocrático y fiscal del país sin vivir en él. Algo que ha hecho que más de 50.000 emprendedores de todo el mundo hayan solicitado la e-residencia para crear sus propios negocios.
Los datos hablan por sí solos: más de 1.000 startups y el país con mayor número de unicornios per cápita de toda Europa. Pero, ojo, que debido al Brexit, 4.000 compañías británicas se han asentado también en el país para tener acceso a la Unión Europea y su mercado único.
Un gran caso de éxito de Estonia fue Skype, una startup fundada en el año 2003 en el país y que terminó siendo comprada por Microsoft a cambio de 5.920 millones de euros. Pero, no solo Skype nació en Estonia, también lo hizo Playtech, que actualmente cotiza en el mercado con un valor de 1.473 millones de dólares. Bolt, la compañía de VTC similar a Uber y Cabify también tiene su origen en este país.
Israel, la tierra prometida de los emprendedores
El segundo mayor ecosistema emprendedor de todo el mundo fuera de los Estados Unidos, así es como se conoce a Israel. Y es que, solo hay que mirar los datos. Ya hay más de 100 empresas israelíes cotizando en el Nasdaq, un número superior al de toda Europa junta. Solo en Tel Avi, la capital del país, hay más de 1.000 startups, y eso que cuentan con tan solo 400.000 habitantes, una ciudad más pequeña que Valencia. Aunque, sin duda la publicación del libro ‘Startup Nation’, desgranando el caso de Israel, fue un gran impulso para el país que atrajo a todavía más emprendedores.
Israel es conocido como el segundo Silicon Valley del mundo, y razón no les falta a quienes llaman así al país. Algunas de las empresas más punteras en tecnología se han asentado en el país, eso hace que atraigan a nuevos emprendedores por las sinergias que se pueden crear. Esa base es, sin duda, el gran atractivo de Israel y de quienes deciden emprender allí.
Por otro lado, y al igual que Estonia, cuentan con un marco regulatorio favorable para la inversión, aunque la fiscalidad es más elevada que en el país europeo. Si bien Israel aplica un 23% sobre los beneficios, Estonia aplica un 20% sobre los dividendos y no sobre el resultado del ejercicio.
Además, la colaboración público-privada es mucho más grande en Israel. Allí, el Estado apoya a las empresas, como en el caso de Yozma, que se considera como la startup que consiguió atraer el talento y a los emprendedores al país. Además, el hecho de que la mayor parte de la población haya recibido formación militar hace que haya otra percepción del riesgo, más favorable al emprendimiento, y también una mayor disciplina.
Los casos de éxito de startups israelíes son muchos. Allí nació la compañía Wix.com, con más de 90 millones de usuarios registrados y siendo una de las plataformas de diseño web líder en el mundo. Su capitalización bursátil supera ya los 3.700 millones. Cyberark, una de las empresas más punteras en ciberseguridad de todo el mundo, es otra gran referencia de startup que termina triunfando. De hecho, la valoración en bolsa es de 5.700 millones de dólares. Por si fuera poco, también tiene su origen en el país SolarEdge, experta en la generación de energía fotovoltaica a nivel mundial. Su tamaño, de 16.400 millones, da muestras de la importancia de la empresa en estos momentos.
Similitudes y diferencias
Entre Estonia e Israel encontramos similitudes y diferencias importantes. Son dos países que han adaptado la regulación para atraer a los emprendedores, pero desde dos visiones distintas. Israel quiere que se asienten allí las empresas, de hecho, su principal atractivo son las sinergias que las startups pueden encontrar aquí para crecer más. Mientras que, Estonia no apuesta por ese modelo, sino por registrar un gran número de startups sin necesidad de residir físicamente en el país para aumentar la recaudación por esa vía con un sistema fiscal muy favorable.
Así las cosas, para quien tenga una startup, si lo que quiere es ahorrar impuestos y sistema burocrático muy sencillo, Estonia es su mejor opción. Pero, si lo que quiere es conocer a otros emprendedores, enriquecerse de la innovación y un clima favorable al desarrollo, entonces Israel es su destino. Todo depende del modelo de negocio que tenga en mente el emprendedor.