El cambio climático y el crecimiento demográfico mundial están haciendo que la ciencia y la tecnología se unan para crear alternativas capaces de alimentar a una población cada vez más abundante, reduciendo, a su vez, el impacto climático. Una combinación que se está materializando gracias a la carne vegetal; un nuevo alimento que se erige como sustituto de la carne de origen animal usando plantas.
Y aunque puede parecer algo alocado, lo cierto es que las ventas de estos productos ya alcanzaron una facturación de 3.600 millones de euros en Europa durante 2020. Esto supone un crecimiento del 49% en dos años. Sin embargo, lo que queda por venir es todavía más impactante: se prevé que en 2035 esta industria alcance un valor de 290.000 millones de dólares.
Detrás de de estas impresionantes y llamativas cifras se encuentra un nutrido grupo de startups que están buscando perfeccionar los sabores y agilizar la producción de la carne vegetal a través de la investigación.
Las startups más disruptivas
Un cambio en las grasas
Lo cierto es que las grasas de origen animal son muy empleadas en multitud de productos, como puede ser la bollería industrial. Además, la grasa es un componente que aporta mucho sabor. Y este es uno de los grandes problemas de los sustitutos de la carne, la falta de sabor. Por eso, startups como Time Travelling, Milkman y Bflike están trabajando en la elaboración de grasas de origen vegetal que puedan sustituir a las de origen animal. Mientras que la francesa, La Vie busca una grasa similar a la del cerdo, pero de origen vegetal.
Carne alternativa
La compañía española Heura Foods está destacando internacionalmente por su apuesta por las habas de soja como ingrediente principal de su carne vegetal. Por el momento, han logrado simular el sabor y la textura de la carne de pollo y de ternera. Mientras que, la también española Biotech Foods está trabajando en la carne cultivada. En este caso no es de origen vegetal, sino que mediante las células busca reproducir la carne en el laboratorio. Por último, Nova Meats, también española, está desarrollando su propia carne vegetal que simula los productos cárnicos más comunes y demandados.
Proteína vegetal
Aquí cabe hacer mención a dos empresas británicas, como Bright Biotech y Deep Branch. Ambas están buscando una manera de hacer que las plantas produzcan más proteína o extraerla de una forma más eficiente. Así, por ejemplo, en el caso de la segunda han logrado sustituir la harina de pescado por soja. Por su parte, Bright Biotech está modificando genéticamente las plantas para que produzcan más proteínas.
En este terreno, también se apuesta fuerte por las proteínas que ofrecen las algas marinas. Así, la empresa Neptune Elements democratiza tanto la producción como el consumo de algas. Este doble enfoque es muy y se centra en producir de forma sostenible estos vegetales y tratarlos para que sean una gran fuente de proteínas.
Residuos
Aquí una empresa alemana, Mushlabs, y una española, MOA Foodtech, están siendo las encargadas de liderar un gran avance al usar los residuos de los alimentos o los subproductos para darle una nueva vida y aprovechar todo al máximo. Así, la startup germana ayuda a reutilizar alimentos que de otro modo se desperdiciarían, al utilizar corrientes secundarias orgánicas para alimentar el micelio. Mientras que la española utiliza la biotecnología y la inteligencia artificial en la industria agroalimentaria para gestionar mejor los residuos y hacer que no se desperdicien.
Pescado
La mayoría de las compañías se han centrado en reducir el consumo de carne, pero no tanto el pescado. Sin embargo, con el consumo actual se estima que se reduzcan de forma considerable las poblaciones de pescado en el año 2050. Por eso, Bluu Biosciences se ha centrado en el uso de líneas celulares inmortalizadas no modificadas genéticamente para producir productos de pescado de forma escalable, eliminando la necesidad de múltiples biopsias.
Fermentación
Son varias las startups que han puesto el foco en la fermentación para hacer más sostenible el mundo de la alimentación. Así, la empresa germana Formo utiliza la fermentación de precisión para producir las proteínas clave de la leche de vaca (caseína y suero). Su tecnología permitirá crear productos lácteos con el mismo sabor, textura y propiedades funcionales que el queso de origen animal, pero con un impacto mucho más limitado en el medio ambiente y la salud humana.
Por su parte, la suiza Cultivated Biosciences ha desarrollado una tecnología innovadora que da un giro a este proceso. Utiliza la fermentación de precisión para producir grasas naturales a partir de la levadura que tienen una textura de crema de leche.
También hay riesgos
Cuando se abre un nuevo mercado, los riesgos empresariales para las startups también crecen, pues son muchas las empresas que buscan meterse en la carrera y posicionarse, recibiendo el impulso inversor. Sin embargo, Isabel Fernández directora de ciencia y tecnología de la empresa Heura, con sede en Barcelona, y que anteriormente trabajó en I+D en Nestlé, Mondelēz y Danone, ha advertido sobre lo que está ocurriendo en el sector al medio Sifted. «El sector vegetal está muy saturado en este momento y todos utilizamos la misma ciencia, por lo que es muy difícil presentar algo que sea realmente innovador», afirma.
Al mismo tiempo, Alex Hoffman, socio director del fondo de inversión de impacto Kingstone Schweizer Ventures, también comentó al mismo medio, que uno de los retos -y también riesgos- es la industrialización de estos procesos para poder producir más rápido. «¿Cómo se introduce esto en un sistema industrializado? Ese es un terreno que aún no se ha explorado demasiado porque muy pocas empresas han alcanzado realmente esa escala», afirma Hoffman. «En mi opinión, hay mucho más espacio para que la innovación y la propiedad intelectual digan: ‘Hemos encontrado un método que nos permite producir más rápidamente’, porque eso sigue siendo una incógnita».